LA CELDA miniserie capítulo 1/5

"La celda"

El pequeño y viejo reloj de la habitación marcó las dos en punto.  Llegó la hora de la comida trayendo consigo la tortura de cada día, pensé. Esta vez trajo un filete delicioso que mi boca estaba ansiosa por probar, tomé el primer bocado y lo saboreé con cada una de mis papilas gustativas, masticándolo mil veces antes de verme obligada a escupirlo. Era un alivio poder sentir esos sabores en la boca, sin embargo, lo único que mi estómago recibía hacia años era un brebaje insípido. Mi captor me obligaba a vomitar el alimento al inicio hasta que decidí que no tragarlo era más sencillo y menos doloroso. Llevo 10 años viviendo así. Aquél brebaje contaba con todos los nutrientes para evitar que muriera, pero no había un día en que mi estómago no deseara sentir algo más que aquel líquido. El tiempo que no la pasaba "comiendo" me la pasaba pensando en aquel brebaje que era lo único que me mantenía con vida, pero que también me hacía engordar a tal punto que me costaba levantarme de la cama, hacia ejercicio intenso la mayoría del tiempo en el espacio reducido que tenía como habitación (había aprendido a hacerlo en silencio para evitar que me descubriera), no podía dejar de pensar en esa sustancia que me había estado metiendo al cuerpo durante todo este tiempo ¿Qué contendrá? Cada día me siento más pesada. Mi captor llega todas las mañanas con una báscula horrenda que solo me muestra cómo los números suben y suben y ese espantoso espejo situado en la esquina del cuarto que me recordaba cada día mi desgracia. La única ropa que me dejaba usar estaba dejando de quedarme, me preguntaba cuándo podría dejar de luchar, cuando mi corazón dejaría de latir para siempre.

    –Ya levántate, súbete a la báscula –gritó. Me subí y vi cómo los números iban cambiando haciéndose cada vez más grandes. 

    –Este día no tendrás comida, ve qué gorda estas, pareces un marrano, uno de estos días serás la cena de las ratas si es que no te da un infarto antes. –Bajé de la báscula y me tiré a llorar en la cama.

    Cuando desperté al día siguiente estaba a punto de comenzar mi ritual cuando algo horrible me asustó,  solo lo vi de reojo por el espejo, pero sabía que no quería volver a mirar, aun así como atraída con un imán hacia él me acerque lentamente y al estar de frente comencé a llorar, mi captor por fin me dejaba libre y logré ver la triste realidad... 

Es increíble lo que la mente es capaz de hacer... No hay nada peor que ser prisionera de tu propia mente. 



Comentarios

  1. Muy lindo mensaje hermosa señorita de gran capacidad para escribir tu mente puede llegar asta donde quieras para la mente no hay imposibles tqm

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